El nuevo ciudadano social - Enrique Martínez Bermejo
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El nuevo ciudadano social

El nuevo ciudadano social

Desde hace unos meses, algunas personas de prestigio, vienen hablando de la posible desaparición del concepto de Web 2.0, para pasar a una realidad, más acorde a lo que realmente perseguía la web 2.0, que es la comunicación social.

En este sentido resulta muy interesante leer, más bien escuchar, el post que escribía Marc Vidal hace un par de días, en el que los chicos de Diari de Barcelona, le preguntan por diferentes temas, tanto generales, como particulares de la empresa que dirige, y en el habla de esta posiblidad.

Poco menos de 20 días atrás, en un curso impartido por Manuel Alonso Coto, le escuche, esta vez desde una posición más teórica, qué, efectivamente, la famosa «Web 2.0», tiende a convertirse en un concepto de comunicación 2.0, en el que participan todos los actores, pero no sólo en la web, sino también en, por ejemplo, los móviles, los juegos online, u otros canales de comunicación social, entre usuarios y marcas, o entre ciudadanos propiamente dichos.

El concepto de ciudadano social no es nuevo. Se utiliza desde hace mucho tiempo, pero en este tiempo cobra si verdadero y pleno significado.

El ciudadano, el ser humano, desde el principio de los tiempos ha necesitado vivir en sociedad, y relacionarse con los demás. Desde el principio de la historia esa necesidad de comunicación llevó a la creación de las ciudades, lugares de reunión de los ciudadanos, donde el hombre se ha realizado, en espíritu, en formación, en cultura, etc. En su afán de comunicación el ciudadano ha ido utilizando, a lo largo de la historia, diferentes forma y herramientas, como por ejemplo, los torneos medievales, los clubs de estudio en las Universidades, y tantas y tantas formas de comunicación con sus iguales.

En el momento actual en el que, por la dispersión, y la cada vez mayor distancia entre los ciudadanos, los amigos, los familiares, las marcas, la administración pública, se impone una nueva forma de comunicación social, en la que gracias a los avances tecnológicos, es posible tener una comunicación más enriquecedora con mayor número de ciudadanos.

Es, estoy seguro, el momento, en el que marcas, usuarios, administración pública, y un largo etcetera de ciudadanos físicos o jurídicos, deben utilizar las herramientas a su alcance para llegar a una comunicación, que debe tener la característica de la bidireccionalidad, factor vital en esto que se ha llamado concepto 2.0.

El ciudadano, incardinado en la sociedad, debe tomar las riendas de la comunicación con los demás actores de la vida social, valga la redundancia, y debe ser un punto de inflexión, de no retorno, en el que cada uno al tiempo de comunicar con sus marcas, con sus familiares, con sus amigos, con sus redes profesionales, debe configurar una comunicación, en la que cada parte de la misma sea activa, y pueda ofrecer algo al otro, y que al mismo tiempo, esos servicios, contraprestaciones o bienes sean susceptibles de ser valorados por una gran comunidad de ciudadanos. Las herramientas ahí están, y debemos utilizarlas, para nuestro bien, con dos premisas, creo importantes, una, no utlizarlas con fines egocéntricos, sino como un servicio a la comunidad, y por otro lado, implicando ciertas dosis de ética, que no nos conduzcan a situaciones peligrosas del pasado.

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