02 Mar Los cambios, normalmente, son buenos
Ayer, por la mañana, mientras volvía de Roma, pensaba en lo importante, qué está siendo para la capital italiana el cambio de Alcalde. Desde hace muchos años, la ciudad estaba gobernada por alcaldes de izquierda, que hacían mucho por la ciudad a nivel cultural, pero que sin embargo, a nivel de infraestructuras, estaban dejando una ciudad sucia, mal asfaltada, con muchas obras, etc, etc.
Alemanno, el nuevo Alcalde, se ha propuesto, acondicionar el centro de Roma, y bien reasfaltar con adoquines, o donde sea inviable por costes y trastorno a los ciudadanos, hacerlo con asfalto. Para que conozcáis la diferencia, el coste del metro cuadrado de adoquín cuesta 200 €, y el de asfalto, 40 €. Pasados estos cuatro años, veremos cual ha sido el legado de este Alcalde, pero al menos, los romanos le han dado un voto de confianza.
Aquí, ayer se celebraron elecciones autonómicas en Galicia y en el Pais Vasco. Hoy se felicitan los triunfadores y se lamentan los perdedores, pero todos están de acuerdo, que los electores, los ciudadanos, lo normal, es que pasados 4 años, y con el bagaje de las cosas hechas, emitamos un juicio de valor; es la grandeza del sistema democrático, aunque algunos pretendan cambiar el funcionamiento de los recuentos, que unas veces favorecen a unos, pero cuando favorecen al que protesta, nadie se queja. Típico de los españoles.
Escuchaba esta mañana a una ciudadana de Pais Vasco indignada, porque si Patxi López (PSOE) negociaba con Basagoiti (PP), la investidura del primero como Presidente del Parlamento Vasco, ella se borraría del PSOE, y esta medida le haría mucho daño a la ciudadanía vasca. No me considero un experto, pero discrepo con esta señora y con los que piensan como ella: qué pretenden que López negocie con el PNV. Pero si el modelo de gobierno no se parece en nada, en un partido u otro. Hoy es momento de un cambio en la política vasca. Desde 1980, el PNV gobierna, y lo excelso de la democracia es eque puede haber cambios, y debe haberlos a la hora de gobernar. Son casi 30 años con la misma forma de hacer política, apoyada, además, en ocasiones por los defensores abertzales de la autodeterminación.
Es el momento del cambio. Como ha sucedido en Galicia, donde la ciudadanía, se ha dado cuenta, que su anterior Presidente despilfarraba y gobernaba con los nacionalistas gallegos, y si a esto le unes la crisis, pues organizas una olla a presión, que normalmente, estalla, en sentido figurado, cuando hay una elecciones. La gran suerte estriba, en que el PP ha ganado en Galicia por mayoria, y en el Pais Vasco, hay que negociar. Y, sin estar muy de acuerdo con las ideas del PSOE, me hubiese alegrado que tuviesen mayoria en PV, para así acabar con el yugo nacionalista.
Los nacionalismos tienden a desaparecer de la escena política mundial. Normalmente son focos de discusiones, de enfrentamientos, y en ocasiones de guerras como la de los Balcanes, y en otras de guerras terroristas, como la nuestra o la del IRA.
Un cambio, en la forma de hacer política, normalmente, debe ser para bien, para hacer loas cosas diferentes, para darse cuenta, de las cosas que se han hecho bien, y las que se han hecho mal, las hechas con criterio y las hechas sin él.
En la vieja Roma, los cambios de sistema político trajeron nuevas formas de hacer política para una sociedad que lo necesitaba, esperemos que durante los próximos cuatro años, estos cambios san excelentes, tanto para gallegos, como para vascos.
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