19 Mar Tradiciones Nacionales
Hace algunos meses y, desde hace algunos años con mayor frecuencia, se habla mucho de la diferencia entre nacional y nacionalista.
Pero no pienses que vengo a hablarte de política, sino de cultura, o mas bien de espectáculos, que luego veremos si pueden catalogarse de cultura o no.
Desde la época de Francisco de Goya, quizás antes, en España se celebran diferentes espectáculos que tienen como protagonistas a personas y a uno o varios toros. Es una tradición que nos gusta, no a todos, pero si a unos cuantos, no solo en España, también en Francia, y en muchos países de America del Sur.
No me refiero solo a los espectáculos de las corridas de toros; hay muchos pueblos de España que celebran encierros, fiestas y otros espectáculos donde el toro tiene un gran protagonismo.
Hace unos meses, en el ejercicio de sus libertad, y de la facultas que nos otorga nuestra Constitucion, algunos ciudadanos catalanes decidieron presentar una ILP (iniciativa legislativa popular) en la que solicitaban la prohibición de celebración de corridas de toros en Cataluña.
En Cataluña habra personas a las que les gusten los toros, como el apoderado de Jose Tomas, y, a quienes, no les haga ni pizca de gracia. Pero es la gracia de la democracia y la libertad, hay cosas que me gustan y otra que no.
Al mismo tiempo, en otras comunidades autónomas, como Valencia, Madrid o Navarra, han salido a defender la fiesta o el espectáculo de los toros, y han querido refrendar esa postura declarando la fiesta como de interés general.
En el polo opuesto está el futbol, y, que quede claro que soy aficionado al mismo desde el principio; el fútbol es otra tradición en España, tenemos grandes canteras como la de Lezama, en Bilbao, la de la Masia, del Barcelona, o la del Sevilla. En este deporte nacional, que se practica a nivel de todo el territorio, subvencionado con fondos públicos, y privados, por supuesto, habrá personas a las que les guste y a quienes no.
Alguien me dirá que no vale la comparación, ya que en el fútbol no hay «tortura» a un animal. Cierto no la hay.
Mi reflexión va en dos direcciones:
1. Tanto los toros como el fútbol son tradiciones nacionales, subvencionadas en parte con fondos publicos, a unos les gustan y a otros no, pero, con nuestros impuestos se financian ambas cosas. El pasado miércoles en el programa 59 segundos, la escritora Lucía Etxebarría abogaba por el planteamiento absurdo de, como a mi me parece una tortura, que mis impuestos no vayan a pagar lo que no me gusta: perdone señorita escritora eso se llama demagogia. A mi no me gustan políticas que desarrolla el gobierno, y, no por ello, dejo de pagar mis impuestos o monto un pollo, lamentable, como el que se vio el miércoles.
La fiesta de los toros, como otras muchas cosas, deberá ser vista y atendida por quienes les gusta y por quienes apreciamos que forma parte de nuestra cultura, pero no exigimos con manifestaciones, en las que en muchas ocasiones se roza la violencia, que el toro es sagrado o que el toro es nuestra vida.
El espectáculo de los toros es una tradición nuestra: decir que solo el 1% de la población los ve, o que según una encuesta de Gallup, al 72% no le gustan los toros, no es demagogia, simplemente es una encuesta, y ese tipo de encuestas están anquilosadas, como lo están los grps o los sistemas de medicion publicitaria tradicionales.
Efectivamente son encuestas, y, pueden ser extrapolables, que no quiere decir que sean reales.
Si, finalmente, el Parlamento de Cataluña, suprime la celebración de las corridas de toros en Cataluña, no quitaran, a los que no gustanos toros, la posibilidad de volver a ir a la Monumental de Barcelona a disfrutar de Jose Tomas. Continuaremos viendole en otras plazas. Sin embargo, con este tipo de políticas, en las que aparece un sentimiento nacionalista, se corre el peligro, de llegar a la segunda reflexión.
2. Desde hace algunos años, en el mundo del fútbol, ocurre algo curioso: algunas comunidades autónomas, por temas de pura economía en unos casos, y, en otros, por razones históricas, políticas y nacionalistas, comenzaron a desarrollar la historia de las selecciones nacionalistas de fútbol: la catalana, la andaluza, la vasca, la gallega, etc, etc.
Por razones económicas, por razones de dar espectáculos de fútbol en Navidades, a los chavales, puedo entender esas selecciones, aunque quedaría mejor: como hace Zidane, los amigos de Sergio Ramos (andaluz) contra los amigos de Xavi Hdez (catalán). Muchos de esos jugadores, en aras de dar y ofrecer un espectáculo, en muchas ocasiones se ven envueltos en unos embolados muy curiosos, sobretodo cuando aparece el componente nacionalista.
Sin embargo, y, en el caso de Cataluña, es fehaciente, la celebración de esos encuentros tiene una connotación mas política que deportiva. Se abandera el nacionalismo catalán exarcerbado, como el de Joan Laporta, identificandolo con un deporte, y además, a diferencia de los toros, provoca una serie de hechos, que desembocan en violencias verbales y en ocasiones, hasta físicas.
España sigue siendo una nacion, con diferentes costumbres, a unos nos gustan los toros y a otros no; a unos les gusta el futbol y a otros no.
Pero llevar ambas tradiciones nacionales al ámbito de la política y, al ámbito de la politica nacionalista, caso de Cataluña, además puede llevar consigo reacciones encontradas.
A mi, y es una opinión muy particular, me ha dado la impresión que el Parlamento Catalan, en ese camino de dar palos de ciego, trata de contentar al nacionalismo exarcebado, el de izquierdas, al que no le gustan los toros, como tampoco que jugadores de fútbol catalanes defiendan los colores de la selección española, la de su país. Ambas tradiciones son de todos los que vivimos en España, a unos nos gustan, a otros no: con nuestros impuestos se subvencionan ambas, como otras cosas que gustan a unos, y a otros no.
Si con ello el Parlamento catalán, busca la separación, independencia, o lo que sea, de España, lo lleva crudo, pero muy crudo. Si deciden que no se celebren mas corridas de toros, en Cataluña, que lo haga, esta legitimado para hacerlo, pero luego que no pidan subvenciones para temas relacionados con las fiestas de los pueblo, donde se pone fuego en la cornamenta de un toro: eso si es tortura.
Me gustan los toros, en mi familia hay un torero, ya retirado, pero torero, y me gusta el fútbol: yo seguiré iendo a estos espectáculos, y defenderé a quienes quieran verlos, en Cataluña o en Galicia; en Canarias o en
Mallorca.
Como apunto el apoderado de Jose Tomas, ahora toca dar la batalla contra los toreros, como torturadores de animales; sin embargo en Canarias se permiten las peleas de gallos. Después de ver una, hace unos días, no se que mas tortura, ver a 20 energúmenos gritar a dos pollos, o aplaudir a un seńor que en el afán de ofrecer un espectáculo, se pone delante de un toro de 500 o 600 kilos, y le da veinte pases, jugandose la vida en cada uno de ellos.
En definitiva son tradiciones nacionales.
Y a ti, que opinión te merece, cuentanosla.
Buen fin de semana a todos.
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