07 Oct Una ciudad desconocida
Después de un parón de 20 días, obligado y bien recibido, debido a la celebración de mi boda, el pasado día 19 de septiembre de 2009, vuelvo a escribir, tratando que los posts que escriba sean de vuestro agrado. De antemano, quiero agradecer a todos mis amigos y familiares las muestras de cariño que recibimos mi mujer, Regina, y yo, el día 19 de septiembre.
Ya hace muchos años pensaba cuando llegaría este momento, y, finalmente, aprovechando el viaje de novios, llegó el momento de conocer Londres, capital del imperio brítánico.
De Londres había oído de todo, que si una ciudad sucia, que si los edificios son antigüos, que si los ingleses son raros, que si tienes que conocer Picadilly Circus, en fin, todo tipo de comentarios, de quienes han pasado por esta grandiosa ciudad. En honor a la verdad debo decir, que aquellas otras capitales europeas, que he visitado con cierta asiduidad, como son París, Roma y Berlín, con el paso de las visitas, han ido gustando más, y encandilando mis sentidos.
Con Londres ha pasado algo, que, por ejemplo, con París tardo tiempo, y que puede resumirse en una frase: es una ciudad cosmopolita y agradable. Algunos conocidos que viven en Londres me advirtieron que llevase paraguas y ropa de abrigo: haría frío. Todo lo contrario, sólo sufrí dos gotas, o tres, el día que visitamos Tower Bridge y el Parlamento.
Londres como capital del Imperio Británico, se convierte además, junto a New York, en una de las 7 ciudades del mundo más poderosas a nivel económico. Con sus 50 kilómetros de ancho y sus casi 60 de largo, con sus casi 10 millones de habitantes, con una red de Metro, que aunque antigüa, da servicio a toda la ciudad, qué además está dividida por el Thamesis, y que reune en la zona de Regent Street los comercios más importantes del mundo.
Londres me ha parecido, como dice mi hermano pequeño, una ciudad en la que debe ser un gustazo poder vivir. Claramente con las condiciones de UK, porque el nivel económico del pueblo londinense se nota que es medio-alto.
Pienso que, aunque en invierno tiene pocas horas de luz debido a factores como la niebla, es una ciudad con mucho encanto, con los principales teatros del mundo, el Royal Albert Hall, Museos, parques, como Hyde Park o Sant James, y con comercios como el gran Harrods de la familia Alfayette.
Siendo una ciudad desconocida, ya que sólo tenía referencias por amigos y familiares, me pareció una capital en todo orden, en la que el orden, la limpieza, en general, facilitan al turista disfrutar de semejante ciudad, de sus restaurantes, de sus hoteles, de las tiendas, del London Eye.
Trataba de explicarle a mi mujer, que los ingleses desde hace muchos ingleses, siempre trataron de hacer todo de forma diferente al resto de Europa: por eso conducen por la izquierda, por eso el volante en sus automóviles se encuentra a la derecha. Por eso, cuando viajas en el Tube, debes subir las escaleras por el lado izquierdo. El pueblo británico, que basa su ordenamiento jurídico en la costumbre, basa, de igual manera todas sus viviencias, en unas costumbres ancestrales. Ocurre de igual manera en aquellos paises, que han sido colonias de Su Majestad la Reina de Inglaterra, como el caso de nuestros segundo destino Isla Mauricio.
Dos instantáneas llamaron mi atención de una forma no experimentada hasta ahora: una subir, mi mujer quería ver Londres desde las alturas, al London Eye, esa noria que hay en las inmediaciones del Parlamento Británico, desde la que puedes ver Londrés de una forma clara. Nunca he sido muy amigo de estas atracciones, pero he de reconocer, que han sido las libras mejor gastadas de esos días.
Es una atracción muy turística, pero las vistas son espectaculares, subir a 135 metros de altura, da una idea de las imágens, además, y viendo su web, allí mismo in situ, descubrir, que las herramientas de social media, son utilizadas en todo este tipo de lugares, te hace una idea, del porque la inversión publicitaria en UK se destina en un alto grado a la inversión online. London Eye utiliza twitter y facebook para comunicarse con sus fans. Yo ya me he convertido en uno de ellos.
La segunda, ya que es España no tenemos ninguna parecida, al menos de momento, fue poder visitar el Apple Store de Regent Street, en pleno centro financiero y comercial de Londres. Poder ver semejante espacio, y experimentar como te enseñan a utilizar y sacar rendimiento a tu iPhone, a tu Mac, tu iPod, o cualquier widget de la marca de Cupertino que puedas tener.
Todos los accesorios, originales, los cubre pantallas, como el mi iPhone, que no encontraba en Madrid, en ningún Premium Reseller, pudiendo entender donde lo compró uno de mis cuñados las pasadas navidades. Disfrutar de las secciones tutoriales OneToOne, en las que te enseñan a utilizar tu Mac o tu iPhone.
Quienes han estado en uno, alguna vez en su vida, saben de lo que hablo, como me ha comentado una amiga de Cádiz, que debe imaginar mi cara cuando vi la gran manzana en la entrada del Apple Store.
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