365 días después - Enrique Martínez Bermejo
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365 días después

365 días después

En torno a esta misma hora, las 14.30, estaba descansando en casa, cuando comenzaron a llegar noticias del Aeropuerto de Madrid Barajas: al parecer un avión había tenido un accidente. 40 minutos después llegaron las primeras asistencias; al cabo de tres o cuatro horas asistíamos, estupefactos, y sin dar crédito a lo que veían nuestros ojos y escuchaban nuestros oidos, 153 vícimas mortales, que luego serían 154 y 18 supervivientes.

El avión JK5022, con destino Gran Canaria, sufrió uno de los accidentes más espeluznantes que recuerdo, sobretodo, porque pudimos seguirlo minuto a minuto, en TV, en la radio, en twitter, en las redes sociales, etc. Un despliegue de medios como nunca había conocido.

  • Hoy, 365 días después, las familias de las víctimas y los supervivientes, conmemoran, en ambos aeropuertos la fatídica fecha del 20 de agosto, para honrar a sus seres queridos, pero, por encima de todo, para que no se les olvide.
  • Hoy, 365 días después, y a pesar de los informes de los jueces y de la investigación, aun no tenemos claro que es lo que paso en el accidente.
  • Hoy, 365 días después, no sabemos, por qué las asistencias tardaron en llegar 40 minutos al lugar del siniestro. No sabemos, quien fue el diligente que activó el plan de emergencias. No entendemos, como uno de los aeropuertos más transitados del mundo tiene un plan de emergencias, para catástrofes de este tipo, que no funciona y está obsoleto.
  • Hoy, 365 días después, el socavon que hay al final de la pista, y que desemboca en el Arroyo de la Vega sigue en el mismo lugar. Nadie, absolutamente nadie ha tapado ni el socavón ni el arroyo. Hoy aterrizas en dirección contraria a como se produjo el accidente, y aún se ven las secuelas del mismo.
  • Hoy, 365 días después, seguimos sin entender, quienes viajamos en avión, cómo pudo despegar un vuelo con un avión en malas condiciones, y con fallos mecánicos que provocaron uno de los peores accidentes de nuestra aviación civil.

Hoy, aun, no se ha depurado ningún tipo de responsabilidad ni política ni de ningún tipo. Todos los días muchos seres humanos tomamos un avión para desplazarnos a lo largo y ancho del planeta. Para pilotar un avión hay que hacer una carrera y demostrar una habilidades innatas, que no tiene cualquiera.

Las compañías aéreas deben dejar a un lado las presiones sobre los pilotos. Si necesitan realizar más trayectos, más vuelos, más horas de vuelo, en definitiva alcanzar una rentabillidad no cuestionada por nadie, deben hacerlo sin poner en peligro las vidas de quienes viajamos en avión.

Hoy se rinde un homenaje a dichas víctimas,  el  Gobierno, el que sea, da igual, el central, el autonómico o el local, deben tomar medidas para que, hechos similares no ocurran en ningún vuelo; y si suceden, que al menos los planes de evacuación, de asistencia y de emergencia, al menos funcionen en condiciones.

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