Nada volverá a ser los mismo - Enrique Martínez Bermejo
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Nada volverá a ser los mismo

Nada volverá a ser los mismo

Traigo a colación esta frase, tras leer el blog de Marc Vidal, en su post del 4 de diciembre en el que habla de la falta de rigor de la prensa. Porque ciertamente, es así, hay una falta de rigor en la información económica de este pais muy galopante. La prensa generalista, económica o amarilla se ha pasado cuatro años callando la boca a todos los que, sabiendo bastante de economía, ha ido dando toques de atención sobre la que se nos venía encima.

Realmente preocupante es lo que la gente cree, fuera del mundo de los que algo saben de economía. El español medio piensa que esto de la crisis va con otros… hasta que le dejen en el paro. Ahora los medios de comunicación deciden dar el paso de decir que hay cierta desaceleración… pero si estamos al borde del crecimiento negativo y de la deflacción. Creo que recordar que no estabamos así desde hace muchos años, algo así como el 93, si es que en algún momento estuvimos como en el 93-94, que lo dudo.

En el año 2006, si si 2006, Marc Vidal, al que algunos llaman «visionarios», ya lo decía o lo anunciaba:

La línea que separa a los políticos de la legitimidad para decidir en nombre del pueblo soberano es muy delgada, tanto que, incluso en las democracias, en ocasiones se rompe o se difumina y acaba por desaparecer. Es necesario que en los Estados democráticos permanezcan engrasados los sistemas que vacunan de vicios de los que suele adolecer el poder. Cuando estos mecanotransmisores no funcionan correctamente el mal se hace crónico.

La corrupción, ahora urbanística y política, se ha instalado entre nosotros. Y lo ha hecho en gran medida por la desgana y la miopía social de nuestro tiempo. No hay día que no aparezca un nuevo caso y sin embargo lo observamos con naturalidad. Nuestra sociedad posee un extraño mecanismo por el que consigue olvidar las cosas negativas o que le sonrojan con una velocidad espantosa. Por ejemplo: ¿Siguen llegando cayucos a las costas canarias?, ¿ha muerto ahogado algún inmigrante en busca del dorado últimamente?, ¿los jóvenes que fueron abandonados a su suerte en las calles de Barcelona ya han podido regularizar su situación? Las respuestas las conocemos, pero ahora solo aparecen en las paginas interiores y en algún dominical con remordimientos. La verdad es que siguen llegando barcazas atestadas de personas sin nombre, solo que ahora tienen menos posibilidades de alcanzar la costa canaria. Aun se lanzan en un intento suicida centenares de subsaharianos esperando ser, irónicamente, como nosotros. Los abandonados en la moderna Barcelona recibieron en agosto un bocadillo y un papel donde podía leerse: “disculpe, pero usted no existe”.

Ese mecanismo humano y moderno que facilita olvidar lo que duele o sabe mal, pero sin embargo permite recordar con exactitud los nombres de la puta que dice haberse acostado con un conde cualquiera, es al que me refiero. La corrupción es uno de los elementos que nos lleva al choque de trenes, al colapso económico más que previsible y, sin embargo, muy pocos están reaccionando. Vivimos en un país budista donde los problemas se presentan relativos, como de otro estado o dimensión. En navidad a comprar, en enero a aguantar, en febrero a pagar los recibos de la visa y en marzo a preparar la salida de semana santa. Siempre igual. Nunca para. Sin embargo nuestro mundo ya no gira como antes, el sentido está cambiando y nadie habla de 2008. Las empresas y los directivos hemos establecido lo que parece una barrera que se presenta insalvable. El año 2008 y 2009 aparecen sombríos en el horizonte.

Cuando la crisis llegue, que llegará, habremos concluido que los mangantes se metieron como piojos en las costuras del sistema, medraron a costa del contribuyente y nos devolvieron un país expoliado. No será cierto. Por lo menos solo lo será en parte. Todos habremos participado del desastre mirando hacia otro lado tanto tiempo, creyéndonos ricos porque nuestros pisos valían 4 veces mas que hace unos años. Los pesimistas gozan de una buena reputación, pero también se equivocan. Espero equivocarme pero nos esperan años grises de puré de guisantes manoseado, de fango y meadas por las esquinas, de ultraderecha populista y de chivatazo, de falta de oportunidades y de aterrizaje forzoso. España, como dijo ayer el “Wall  Street Journal” pronto volverá a su mediocridad estructural, Marc Vidal, España es Budista

Lo que pasa es que en este pais de «chichi nabo» cuando alguien, que sabe de economía, dice verdades como puños, lo maltratamos y machacamos hasta meterlo en el agujero más profundo, recóndito y escondido.

Nada va a volver a donde estabamos antes de 2008. La economía se resquebraja a una velocidad de vértigo. Ahora Chrysler va camino de desaparecer. Algunas noticias, hablan de la inyección de capital a PRISA, y por qué no a toda la economía. El cambio estructural que se nos avecina no tiene comparación con niguna situación vivida… bueno quizás si con la acaecida al final de la Segunda Guerra Mundial, esa que resultó de la crisis del 29.

Y la sociedad de la información va a cambiar, espero que a mejor, claro, ya que el modelo actual de comunicación basado en quien ostenta el poder y tiene enfrente al que no lo ostenta, es un modelo caduco, fuera de toda lógica.

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