Privacidad, contenidos, compartir información - Enrique Martínez Bermejo
2070
post-template-default,single,single-post,postid-2070,single-format-standard,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-theme-ver-17.2,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-5.6,vc_responsive

Privacidad, contenidos, compartir información

Privacidad, contenidos, compartir información

Pues ya estamos de vuelta de las vacaciones y, como os contaba en mi último post, nuestro hijo va creciendo cada día un poco más. Y, al contrario de lo que muchos podrían pensar, nos deja dormir y, normalmente, podemos descansar, que ya es un logro, pues tiene mes y medio.

Muchas veces, con ocasión de un evento importante, solemos hacer co-partícipes de esa alegría, de lo bien que lo pasamos en un viaje, o, en mi caso, con el nacimiento de un hijo, con nuestros amigos. Hasta hace poco tiempo ese compartir se reducía a mandar una fotografía, una carta o una dedicatoria con ese momento que queríamos compartir, y normalmente venía de vuelta con una llamada de teléfono, con una carta y, en los últimos años, con un email.

Sin embargo este panorama ha cambiado, ha dado un giro radical, que no sólo ha afectado a la forma de comunicarnos con nuestros amigos, sino que, además utilizamos para ello nuevas herramientas, como las redes sociales, las herramientas de compartir fotografía, video o música, y un largo etcetera.

No pretendo dar una clase magistral sobre privacidad en este post, ni nada que se le asemeje, sino, simplemente, haceros partícipes de un tema, del que muchas personas tienen tal desconocimiento, por los dimes y diretes que escuchan cada día, que les han llevado a montarse una película de terror con esto de las redes sociales y herramientas como YouTube, Picasa, Flickr o Facebook.

En este momento, llegando a mitad del mes de septiembre de 2010, hay cerca de 10 millones de usuarios españoles que utilizan Facebook, formando parte de los 500 millones que lo hacen en todo el mundo. No dispongo, a estas horas, de datos sobre cuentas de hotmail o Yahoo en España, pero imagino que no son pocas.

En diferentes conversaciones durante este último mes, he escuchado frases como «Facebook tiene todos los derechos sobre los contenidos que subimos a su plataforma«, «Internet se ha adueñado de nuestras vidas, de lo que hacemos, de quienes somos, por qué tienen que estar mis datos en Google» o «si quiero compartir unas fotografías por qué debo pasar por el aro de MSN, Flickr o Picasa para que los demás tengan acceso a ellas«.

Por ello me gustaría aportar algunas reflexiones sobre la privacidad de los contenidos y sobre la facultad de compartir los mismos.

  • Qué pasa con el derecho al honor, cuando subimos un contenido a una plataforma social? Normalmente cuando subimos un contenido en una red social, en una herramienta de almacenamiento como Flickr o Picasa, o bien en twitter, el contenido es nuestro, y podemos compartirlo con quienes nosotros estimemos oportuno.
  • Cómo controlamos esa privacidad? En todas las herramientas sociales, como Facebook, Flickr, Picasa, YouTube o Vimeo, hoy por hoy, existe la posibilidad de limitar quien puede y quien no puede ver, copiar o tomar prestado un contenido, que hemos generado en nuestro perfil social. De hecho en plataformas como Facebook, aunque pueda parecer complicado realizarlo, cabe la posibilidad de reducir el visionado de nuestros datos, incluso a sólo nosotros mismos.
  • Pero, las plataformas sociales vende nuestros datos…??? Como señalaba Enrique Dans en un post escrito sobre la privacidad el pasado 15 de junio, en la revista Man:

«La empresa no “vende” los datos: los custodia rigurosamente, y se limita a posibilitar el acceso a unos clientes, acceso que ejecuta la propia red social sin “pasar” información al anunciante más allá de datos agregados. Las cosas no siempre son lo que parecen, y guiarse por clichés no es una buena práctica.» en clara referencia a Tuenti.

  • y qué ocurre con la propiedad de los contenidos, que generamos y compartimos en las redes sociales o en lugares de almacenamiento de los mismos? En principio, y en final, la propiedad de los contenidos es de quien los genera, de quien los crea. Sin embargo el problema se genera cuando compartimos todos nuestros contenidos, y, además lo hacemos con todo bicho viviente. La propiedad sigue siendo nuestra, pero al compartir con quien sea, corremos el peligro de que ese contenido llegue a manos, que en principio nosotros no queremos.
  • ¿Es posible no compartir información en buscadores? Hace unos días tenía esta conversación con un amigo de mi mujer, del que obviaré su nombre, ya que él no quiere estar en ningún sitio de la red. La conversación giraba al punto de no entender por su parte, que haya personas como yo, que tienen una identidad digital, que, entre otras cosas forma parte de un todo, de una persona. Cuando generamos información, cuando generamos contenidos, hasta hace bien poco, había que entrar en las hemerotecas de los periódicos para leer una carta que publicamos hace tiempo, o buscar los álbumes de fotos del baúl de los recuerdos, para ver una fotografía de nuestros años de infancia. Hoy, sin embargo, las nuevas tecnologías, las redes sociales, los portales de fotografía, de video, YouTube, los blogs, y, un largo etcétera, nos simplifican la vida a la hora de compartir algo con alguien. Indexar o no mi información en buscadores, es la consecuencia lógica para alguien que sube contenidos a la red, aun así, cabe limitar esa indexación, como hace, por ejemplo, Facebook. Pero repito, y no me cansaré de hacerlo, los contenidos subidos a los diferentes portales, redes o blogs, siguen siendo nuestros, aunque algunos pretendan convencernos de lo contrario. Sus razonamientos no son correctos. Y, si además no quieren estar en la red, que no estén, no pasa nada; ellos se lo pierden.
  • Compartiendo  información en las redes sociales… puedo limitar el acceso a los contenidos? Haciéndome eco de las palabras de Enrique Dans, en el mismo artículo antes citado, por supuesto que podemos e incluso, en algunos casos, debemos limitar, el acceso a los contenidos que compartimos con nuestra red de contactos. El problema viene dado, cuando al crear nuestro perfil en una red social, no tomamos medidas en aras de privatizar nuestra personalidad, diferenciando con quien compartimos que, por ejemplo, hemos cambiado de estado civil o hemos tenido un hijo, o quien compartimos las fotografías de nuestro último concierto, o de nuestra última farra. En plataformas como Facebook, existen estas posibilidades, pero hay que sentarse para estudiar y aplicar cómo y a quién le permitimos entrar en nuestros contenidos.

«Una red social es una herramienta sofisticada. Permite sentir un nivel de proximidad agradabilísimo con otras personas cuando no estamos con ellas, y se comporta como complemento, no como sustituto de nuestras relaciones sociales: no nos volvemos taciturnos y huidizos por usar redes sociales, sino que seguimos saliendo y tomando copas con nuestros amigos exacta- mente igual. Simplemente, disfrutamos de mayor contexto. Es posible que muchos hechos relevantes en su futuro, temas sociales, personales o profesionales, tengan lugar en una red social. Con el nivel actual de uso, los “raros” ya no somos los que estamos en una red social, sino los que se mantienen al margen de ellas. Las redes sociales son un signo de los tiempos. Pero dado que las redes sociales nos llevan a revisar el concepto de privacidad, hágase un favor, y hágalo. Revise lo que comparte, con quién lo comparte, y si efectivamente quiere que así sea. En el nuevo debate de la privacidad, sin duda, vivimos tiempos interesantes.»

  • Finalmente, para todos aquellos escépticos de las redes sociales, existen recetas para poder compartir contenidos, para poder enviarlos sin necesidad de saturar nuestras cuentas de correo. Existen herramientas como DropBox, MobileMe o los discos virtuales de almacenamiento como el de gMail.
  • Y, para quienes no quieren compartir ni utilizar las redes sociales, o herramientas de fácil uso como Flickr, Picasa, YouTube o Vimeo, ni tan siquiera los discos duros virtuales, con todo mi cariño, aunque no estoy de acuerdo, podéis continuar con métodos tradicionales, como son los CD´s los DVD´s o los discos de BlueRai, para enviar copias de vuestros contenidos a vuestros amigos y familiares, y de paso, continuar dando de comer a los «señores» de la SGAE.

Finalmente, querido lector, me interesa conocer cual es tu opinión sobre el tema de los contenidos y la privacidad de los mismos en la red.

    No Comments

    Post A Comment

    Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

    Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

    ACEPTAR
    Aviso de cookies